Después de tanto recorrido,
caminando de la mano del destino,
construyendo sueños que no digo,
imaginándome agarrado de tu ombligo,
asaltado por la inspiración.
Dos almas, coincidiendo una vez en el
camino,
que navegan por el mismo río,
en
el que hay una pronta bifurcación.
Una experiencia, una extraña
vivencia,
que trasciende como nunca,
hasta los confines del corazón.
Almas en pie de guerra,
que sin querer han encontrado la manera,
de entender lo que es pasión.
De poder escribir sonetos,
que no pueden evitar estar repletos
de confidencias entre renglón.
Transcurriendo los días comienzan
los sentimientos,
“¿cómo hemos llegado a esto?”,
se preguntan cada uno desde su respectiva
habitación.
El tiempo, se convierte en enemigo,
“¿no te quedas conmigo?”,
no
les sacia en su pasión
“Unas horas, tan solo puedo darte
eso”,
y
yéndose se quedo preso,
de su mundo y su reloj…
Maldito tiempo,
quiero aferrarme a un beso, efímero ¡no!,
Eterno… imposible, no queda tiempo.
Otra noche más, cavilando en la
ventana,
“¿por qué pienso tanto en ella?”, dice mirando
una estrella
y
siguiendo su obsesión.
En otro de sus encuentros,
el móvil les vuelve conscientes,
¡ya ha sido suficiente! -“cállate por
favor…”
Sólo necesito horas,
y
dejar que pasen auroras, “
¡detén el tiempo un instante!”
-“si pudiese corazón…”
Cristina Ladera
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