Antes de
sacudirme el polvo,
de apagar
la hoguera con saliva,
de beberme
tu vida a sorbos
y encallar
junto a tu puerto mis pupilas,
decidí
prender papeles entintados
de vagas
letras oxidadas
estancadas
en el cajón de la mesilla.
Antes de
llenarte el alma con humo negro
de
merodearte desde el pubis a las axilas,
de
regalarte un orgasmo eterno
y de darte
un adiós sin despendidas
patenté
aquella noche de primavera
y baile con
las estrellas junto a la orilla
por ser don
nadie antes que cualquiera.
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