Se llamaba Ángel
Se llamaba Ángel y era el diablo
ataviado con ropas de mendigo,
sorprendido a los pies de un retablo
jugando al póker con el enemigo.
Se llamaba Ángel y era el rapsoda
que lloraba tinta por los suburbios,
adulterando un wiski sin soda
con lunas heladas y pasados turbios.
Se llamaba Ángel y era mi hermano.
Asceta bastardo del Simbolismo.
Profeta en tierra de Benamejí.
Hoy amaneció más temprano,
y antes que cayera otro día al abismo
quemé mi guitarra pensando en ti.
Antonio Carbellido
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