Mi regalo de bodas no casa
con la subida del IVA,
no viene envuelto en papel
ni trata de materializar un sentimiento.
Va de seguir aferrados
a un lugar sin fronteras
a una canción desacordada,
a una melodía interminable
y a una vivienda desordenada.
Mi regalo de bodas es simplemente
una voz muda que escribe,
un corazón latiendo a relentí,
un poco de mar,
un contrato sin letra pequeña
que nos separa en las despedidas
y que nos une hasta el final.
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