Ahora que el levante no sacude las persianas,
que tus
ronquidos no me desvelan,
que las
noches pasan sin oír cómo despiertas,
que la cama
de al lado no tiene mis sábanas
que no
comemos en la misma mesa.
Estarás esperando
la cena, escuchando flamenco
abriendo la
nevera, aprendiendo nuevos versos,
sacudiendo
el polvo a las herramientas,
recogiendo
el huerto, regando las macetas
entonando
un tango, yendo al chorro grande
a llenar de
agua las botellas.
Ahora que
tus cuentos de cama no me duermen
que ya no
me hablas de la siega,
que no me
preguntas por la escuela,
que las
mañanas no atardecen
yendo de
camino a casa de abuela.
Estarás en
una tertulia de sobremesa
sentado en
el sofá viendo la telenovela,
calentando
la cafetera, silbando por la escalera,
esperando
que el trabajo llame a la puerta,
deseando
que llegue el amanecer
en el que
puedas verme dormido desde la azotea.
¡Que arte tienes!
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