Mi primo
Ernesto se llama Antonio
el cura le
bautizó las lágrimas rojas.
Rumbea por
Sabina su repertorio,
recoje del
otoño todas las hojas.
Pinta
sonetos en los velatorios
a los
dioses los desviste, los sonroja
y carnavalea
las penas de los demonios.
Mi primo provinciano es hermano,
diplomado
en ciencias de los bancos
poeta
ácrata de lo mundano,
civil
asiduo al humo y al estanco
cantautor
de sonetos a dos manos,
lamenta las
sonrisas de los llantos
y ama a las
musas que yo no amo.
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